La píldora que cura el cáncer


Mis padres murieron de Cáncer cuando yo tenía 23 años
Primero mi padre en 1991 y después mi madre al año siguiente casi por sorpresa y sin que ninguno lo esperáramos.
Fue un golpe tremendo para todos la familia. En un año nos quedamos sin padre ni madre. No sé si estas cosas se superan o simplemente se llevan encima para el resto de la vida.

Dentro de mí se quedó un deseo permanente de saber por qué había cáncer y cómo se creaba. Se instaló una especie de sensación o certeza sobre que llegaría el día que lo sabría. Algún día entenderíamos como se cura la gente, como nos curamos de esta enfermedad. 

Hoy sé que el cáncer es la enfermedad del miedo. Estamos enfermos de miedo. La misma palabra cáncer da miedo. Y si tenemos miedo, somos vulnerables. 

Sin embargo hoy estamos empezando a entender lo que hace el cuerpo cuando crea un cáncer. Estamos descubriendo que el cáncer no sólo opera a un nivel físico sino que es ese nivel físico el que aparece y se manifiesta cuando la persona ha superado sus niveles de tolerancia psicológica, o sufrimiento mental y emocional.
Pero hay algo más: el nivel sistémico. Los vínculos sistémicos inconscientes que nos relacionan con nuestro sistema familiar dirigen nuestra vida.


Para tratar un cáncer, como en cualquier otra enfermedad, hay que tratar la causa. Y al ir a la causa nos encontramos que el origen físico no es sino una manifestación de un desequilibrio mucho más profundo que la persona no ha podido o sabido gestionar de otra manera.

También hay un origen sistémico. 

Desde las Constelaciones hoy sabemos que el origen de la enfermedad viene de 
no poder asumir un conflicto es rechazar la vida como es, es rechazar a la madre como madre.

El primer excluido en la enfermedad física de fase activa es la madre.
Mientras que el gran excluido de la enfermedad mental es el padre.

En las enfermedades físicas graves, veremos un mínimo de tres generaciones sin tomar a la madre como madre. Por lo que en general hay que trabajar incluyendo también a abuelas y bisabuelas. El hecho de que la persona tome incondicionalmente a su madre tal como es, transforma a su madre sanándola, es decir que las generaciones anteriores se ordenarán y todas tomarán a su madre.

Además de varias generaciones “sin madre”, encontraremos varias intrincaciones con exclusiones graves que provocarán los conflictos “programantes” y “desencadenantes” de la enfermedad” (conceptos de la Nueva Medicina de Hamer).

Como todas las enfermedades, el cáncer es un movimiento de las Fuerzas del Amor que se pone en funcionamiento cuando alguien ha rechazado la vida, para llevar de nuevo a esa persona al asentimiento y al amor.

El cáncer muestra el rechazo de la vida, el rechazo de la madre como madre y la incapacidad de superar graves situaciones.
Frecuentemente veremos “prefiero morirme antes que inclinarme profundamente ante mi madre”.

El cáncer es debido a varias intrincaciones con un excluidor o un excluido – según sea de fase activa o de fase de resolución – y a varios conflictos o traumas sin resolver, cada trauma siendo vinculado a las distintas intrincaciones.

Cuando se trata de una enfermedad grave, la vida ha sido rechazada una y otra vez, tras la negación a enfrentarse a toda una serie de conflictos, y ese rechazo se ha producido en varias generaciones seguidas. Por ello, precisamente la enfermedad se hace difícil, dura y exigente. Pues el camino de vuelta a la vida pide la renuncia a creencias familiares muy arraigadas - creencias muy excluidoras -, pide poder superar el sentimiento de culpa de dejar de ser fiel a varias generaciones.

En cuanto la persona manifiesta su adhesión a la vida como es, asintiendo a su madre, a su enfermedad y a su carga, cuando toma su lugar de hija/o y sólo de hija/o, cuando decide asumir sus conflictos, el cáncer se retira.

El cáncer no se retira nunca para siempre


Hoy por fin entendemos que el ser humano es cuerpo mente y espíritu. Hemos vuelto a recordar lo que somos. El cuerpo por sí solo no puede hacer nada, necesita una mente que lo dirija. Lo que muchos llaman el inconsciente biológico. Al cuerpo no le pasan “cosas” por casualidad. No es disfuncional. No somos víctimas de nuestro entorno. Somos creadores de él.

Mucha gente todavía espera que alguien invente una pastilla que cure el cáncer. Sin embargo lo que mucha gente no sabe es que la cura del cáncer ya existe y no es una píldora, ni la quimio, ni la radio, es la toma de conciencia del propósito de la enfermedad.

Desde la visión profunda de la vida podemos entender que el cáncer viene a curar nuestra desconexión de la vida. Madre y vida son sinónimos. La vida viene de la madre. 













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