NUEVAS CONSTELACIONES


                Bert Hellinger es el creador de las Nuevas constelaciones familiares.



Las Nuevas Constelaciones son la herramienta de la filosofía del amor adulto. Nos permiten ver la realidad y lo que nos limita en nuestra realización, descubriendo, para liberarlas, las imitaciones y otras ataduras inconscientes del pasado, haciéndonos cada vez más fuertes, autónomos y exitosos.



Bert Hellinger fue descubriendo con su trabajo la ciencia universal de los ordenes que rigen la convivencia humana, comenzando con las relaciones de familia, es decir la relación entre hombre y mujer y entre padres e hijos, incluyendo su educación, pasando por los órdenes en el trabajo, en la profesión y en las organizaciones, hasta llegar a los órdenes de los grupos que trascienden, como por ejemplo las culturas y los pueblos.

Bert Hellinger fue el creador de la Hellinger Sciencia, a la que llamó la ciencia del amor del espíritu, una ciencia universal  que también es la ciencia de los desórdenes, que en la convivencia humana desemboca en conflictos que separan a los seres humanos en lugar de acercarlos y reconciliarlos. Estos órdenes y desórdenes se reflejan en el cuerpo. Tienen un rol fundamental en la enfermedad y en la salud física, anímica y espiritual.

Hellinger define su Sciencia como la ciencia del amor, una ciencia universal del amor. Es la ciencia de un tipo de amor que lo abarca todo de la misma manera.

Hellinger nos muestra que: Todos los problemas que tenemos en la vida con personas y situaciones externas a la familia son transferencias (o proyecciones) de algo no resuelto en nosotros mismos , en relación a nuestro sistema familiar, de origen o actual.

Por ejemplo un enfrentamiento con los vecinos, una dificultad con los compañeros de trabajo o con el jefe. Estas situaciones son llamadas del sistema familiar a ver algo o a resolver algo de la misma familia, que hasta ahora había pasado desapercibido para la persona. En cuanto la persona resuelve lo que corresponde de su familia de origen, el problema desaparece, y por resonancia las demás personas implicadas en el enfrentamiento también cambian.



En palabras de Brigitte Champetier de Ribes (insconsfa.com 
https://www.insconsfa.com/hellinger_biografia.php)

"Hellinger ha penetrado, con rigor, en el campo del conocimiento, lo que le permite elaborar una nueva filosofía y una nueva visión coherente de todos los aspectos de la vida. Entre ellos, una nueva visión sobre la felicidad, el éxito, el amor. La era renacentista del Individuo, solo frente a su destino, frente a sus decisiones individuales y su "cogito ergo sum" han muerto; está naciendo – desde principios del siglo XX – la era del Campo, que se llame cuántico, morfogenético, sistémico, Conciencia familiar o Conciencia del espíritu.

El campo creado por Bert Hellinger no cesa de crecer y enriquecerse. La fuerza de la resonancia mórfica orienta a miles de consteladores, aparentemente desconectados los unos de los otros, hacia una misma dirección al servicio de la vida.

Bert Hellinger ha escrito 64 libros traducidos a 25 idiomas.

El círculo

“Después cuenta que lo que hicimos en el tiempo,
Con el tiempo se nos escapa,
Como si perteneciera a otro tiempo.
Donde creíamos actuar,
Tan sólo éramos levantados como una herramienta,
Usados para algo que va más allá de nosotros,
Y luego, puestos a un lado de nuevo.
La despedida nos encuentra concluidos.

Justo cuando la fruta madura cae, suelta aquello que sirve al futuro. Cuando la saboreamos tal vez olvidamos que sólo es la cáscara que rodea aquello que sigue teniendo un efecto. Y así en ella se condensa aquello que fue antes y aquello que aún está por venir.”

Círculo cumplido el jueves 19 de septiembre de 2019. Bert vuelve al origen."

Las constelaciones no son terapia alternativa.
Forman parte de las terapias sistémicas familiares, nacidas en EEUU y enseñadas en las universidades de la mayoría de los países.
Existe formación universitaria a las constelaciones familiares y sistémicas en Europa, México y Argentina.

Más información sobre los últimos datos:

Diploma de Formación a las constelaciones familiares y sistémicas método Bert Hellinger, avalado por la Universidad Europea Jean Monnet. Depende de la Hellinger Schule y se enseña en Alemania, España, Francia, México y quizás otros países.
Psicología Sistémica en la Universidad CUDEC de México.
Diplomado Internacional como Facilitador en los nuevos avances de las Constelaciones Familiares de Bert Hellinger, en Córdoba Argentina, dirigido por Laura Miskowski. Con el aval de la Universidad Cudec y Grupo Domus Cudec, México. 


En España y diferentes países de América la mejor representación de su extenso legado la ostenta Brigitte Champetier de Ribes que se encarga de desarrollar y difundir su extenso conocimiento a través de su escuela del Instituto de Constelaciones Familiares Inconsfa situado en Madrid y la Red de Nuevas Constelaciones familiares. En sus palabras:

Las Nuevas Constelaciones Familiares


Artículo de 2011, actualizado en noviembre 2017 
Nuevas Constelaciones Brigitte Champetier de Ribes



"Las Constelaciones Familiares son las herramientas correspondientes a un pensamiento, y conforme evoluciona este pensamiento, va evolucionando la herramienta. La técnica de representar a una persona desconocida o una abstracción, y recibir información de esta representación, es antigua. Y la técnica se adapta a la visión del que la utiliza.

En una primera etapa, Bert Hellinger actuaba como psicoterapeuta, inspirado sobre todo por el Psicoanálisis y la Gestalt, en las que el psicoterapeuta tiene el poder y el conocimiento. Los representantes estaban bajo sus órdenes. No tenían autonomía de movimiento. Se buscaba una imagen sanadora para el cliente.

La constelación era una representación fija, inmóvil, únicamente dirigida por el Constelador (y por el cliente cuando colocaba a cada representante). Este modelo de psicoterapia duró unos quince años, y sigue siendo presente en la constelación con muñecos.

Cuando nos hemos situado frente a algo más grande que lo dirige todo, lo quiere todo como es, y lo mueve todo con amor, ya no podemos ser nosotros los que movamos a los representantes o los hagamos hablar.

A finales de los noventa Bert Hellinger abandonó el modelo de psicoterapia, mostrando que la vida es mucho más que psicoterapia, y que distintas fuerzas dirigen nuestras vidas; fuerzas muy superiores a nosotros, que nos orientan continuamente hacia la unificación y el amor.

La constelación hace aparecer muchas de estas fuerzas, y sólo el movimiento impulsado por ellas es el que provoca la sanación.

Y Hellinger entendió que esto se reflejaba en el hecho de que los representantes tienen un movimiento autónomo e involuntario que guía la constelación hacia un desenlace imprevisible que será fuente de sanación para todos.

Observó que si los representantes estaban centrados y sin intención, se movían espontáneamente de un modo muy lento hacia una solución inimaginable por el constelador. Al principio llamó a este movimiento “movimiento del alma”.

Paralelamente, hasta más o menos el año 2003, estuvo abriéndose fenomenológicamente a la conciencia moral. A partir de entonces pudo comprender que nuestra fidelidad en forma de conciencia moral limita nuestra entrega a la vida y a la sanación, y que la sanación es siempre un movimiento de reconciliación más allá de esa conciencia moral. Una fuerza superior a todos lo mueve todo: desde la conciencia moral y sus consecuencias trágicas hacia la sanación y la felicidad de los seres humanos. Todo está movido desde el amor, al servicio de la vida, por el amor del espíritu.

Entonces Bert distinguió entre movimiento del alma y “movimiento del espíritu”: el movimiento del alma que abarca a los representantes es un movimiento arcaico que muestra la dinámica inconsciente en la que el cliente está atrapado, atrapado en una intrincación, consecuencia de la conciencia moral; el movimiento del espíritu es el movimiento que surge después, a menudo a raíz de una frase sanadora, y lleva hacia una reconciliación y la sanación. Se consideraba como un movimiento externo al sistema humano, como un movimiento del campo del espíritu.

Ese espíritu o gran conciencia que lo piensa todo y conforme lo piensa lo crea, es el pensar a la vez que lo pensado.

Se pudo entender que el movimiento del Espíritu pertenecía tanto a Algo más grande, a esa Gran Conciencia o al Vacío Creador (como se quiera llamar), como a la Humanidad y a todos los sistemas humanos.

Ya no buscamos una imagen, sino un movimiento; y además un movimiento de reconciliación.

La sanación entonces es la sanación que necesita todo el sistema familiar. Es la sanación buena para todos. No hay sanación individual.

Desde el libro El Manantial del 2002, Hellinger dice cómo constelar: dejar actuar al campo. Y en varios momentos, por ejemplo en el librito sobre las Constelaciones del Espíritu, dice que las “antiguas” constelaciones son constelaciones de muerte, son peligrosas para el constelador, y, si bien permitían una sanación a primera vista, creaban a posteriori nuevos desórdenes al no respetar a los sistemas familiares, con nuevas consecuencias negativas para la familia del cliente.

¿En qué no respetaban los sistemas familiares?

El constelador se creía el sanador.

Por un lado, aplicaba “su” solución, y por otro lado, no respetaba el orden: se permitía mover o hacer hablar a los ancestros y pedía al cliente que faltase también al respeto a sus familiares, moviéndolos. Por supuesto sin darnos cuenta de ello, creíamos que era lo correcto…

En las Nuevas Constelaciones Familiares vemos que la energía de sanación está en el cliente y en el campo. Y esa energía de sanación se despliega cuando la persona sintoniza con la vida como es. El constelador se pone al servicio del vacío creador y ayuda al cliente a asentir a todo como es.
El Centro

Las nuevas constelaciones (del espíritu, cuánticas, etc.), es decir, las constelaciones desde el Centro, son los nuevos instrumentos que surgen espontáneamente del campo si nos dejamos llevar, si estamos centrados…

Es el requisito para practicar estas constelaciones y movimientos. Este centramiento o apertura a lo más grande, a la nada, al vacío, al amor del espíritu, demanda práctica y sobre todo crecimiento interior, tanto por parte del constelador como por parte de los representantes.

No todo el mundo puede representar. Pues si el representante o el constelador no están centrados van a manipular, proyectando sus necesidades; y el resultado va a ser peligroso para el cliente, y, por resonancia, peligroso para ese mismo representante y para el constelador, por ser el responsable de lo que haya ocurrido.
El grupo

En la constelación hay dos planos presentes simultáneamente: el de la realidad presente con el constelador, en el que el cliente podrá hacer o decir algo, y otro nivel atemporal y deslocalizado en el que se mueven los representantes empujados por la energía de sanación.

La constelación, los representantes, el cliente y el constelador están guiados por las fuerzas de sanación del campo que se acaba de formar.

El grupo se pone al servicio de la vida del constelado y se entrega también a las fuerzas de sanación o movimiento del espíritu. Desde el principio de la constelación, todos los presentes están tomados por esas fuerzas de sanación y se dejarán llevar por ellas. Algunos se sentirán impelidos a participar, sin saber para qué ni a quién van a representar; otros sentirán que tienen que permanecer en su silla, representando a alguien. Uno a veces siente que ha representado a varias personas, o simultáneamente o una tras otra.

Todos recibirán sanación. Todos los presentes, los que representen y los que se quedan sentados. Y también reciben sanación los que no están. Primero los familiares de los constelados, y los que vibran especialmente con ellos. En segundo lugar, de un modo más lento, podemos ver que la onda expansiva de cada constelación consigue alcanzar al resto de la población.
Los representantes

La dificultad de la representación radica en saber distinguir la información dramática o psicodramática (que es muy fácil percibir, pero impide toda solución profunda y provoca fácilmente reacciones de histeria colectiva, en la que las proyecciones personales dominan) de la información profunda, corporal y fenomenológica, del campo.

Los representantes están en un silencio interno absoluto, apenas perciben emoción. Sólo un movimiento extremadamente lento los dirige, sin que puedan percibir hacia dónde va hasta que finalice ese movimiento.

La calidad de su centramiento determina la calidad de la constelación. Ser representante es el resultado de una actitud interna ante la vida: saber entregarse a una dirección más allá de lo emocional, de la intención y del control, por muy buena que sea la intención de fondo.

El representante se entrega a una fuerza sutil a la que no controla y en la que confía.

Nadie le puede decir donde colocarse, lo que hacer, ni pedirle que diga algo. Sería una “usurpación” del papel del movimiento del espíritu.
El constelador

El constelador estará en la actitud de representante de sí mismo, totalmente centrado y se dejará abarcar por el movimiento que su centro le pida. Todo lo que decida viene dirigido por su conexión. Un constelador sin conexión no puede dedicarse a las nuevas constelaciones.

El constelador tiene la responsabilidad de que todos actúen desde el centro. Su propia conexión es lo que dará la fuerza y la fluidez a la constelación. Ya no tiene la posibilidad de intervenir sobre los representantes. Éstos están dirigidos por el movimiento del espíritu.

El papel del constelador es acercar a cada uno de los presentes al recogimiento necesario para que se pueda dejar mover por estas fuerzas. Todo se olvida, no hay hipótesis, no hay reglas. Sólo existe la fenomenología y el no hacer. Fenomenología significa descubrir lo que realmente hay. No hacer es no hacer nada voluntariamente, es dejarse guiar, es permanecer en silencio, conectado y a la espera.

Esta fuerza sutil, que llamábamos “movimiento del espíritu” y ahora “fuerzas del campo” o “fuerzas de sanación”, es la única que sana. Está totalmente dirigida hacia las reconciliaciones y reinclusiones que van a crear sanación.

A veces al final, hay información importante para el cliente. El constelador tiene que seguir protegiendo al cliente y sentir si es oportuno dar alguna información. La devolución para que sea útil para el cliente tiene que ser esencial y muy centrada.

Como es humano, y se puede proyectar sobre el cliente, el constelador tiene que estar muy vigilante de sus propias contra transferencias. Su trabajo personal de crecimiento tiene que ser permanente."



Brigitte Champetier de Ribes www.insconsfa.com
Libros
"Las frases sanadoras"
"Los desafíos de la vida actual"
"Las fuerzas del amor"
"Constelar la enfermedad desde las comprensiones de Hellinger y Hamer"
"Empezar a constelar"









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